En ocasiones, es normal que nos sintamos intimidados por elementos de gran tamaño, como criaturas enormes o edificios muy altos. Sin embargo, cuando se trata de un miedo irracional hacia objetos específicos de grandes dimensiones, podría ser megalofobia.
¿Quieres saber más? A lo largo del artículo te contamos en qué consiste esta fobia, sus síntomas y cómo superarla, entre otras cuestiones.
¿Qué es la megalofobia? Definición y significado
En la megalofobia se experimenta un miedo irracional hacia los objetos de grandes dimensiones. Así, quienes la sufren pueden sentir ansiedad intensa ante la presencia, ya sea real o imaginaria, de elementos desproporcionados como rascacielos, aviones o cruceros, sin que estos representen una amenaza real.
Evidentemente, se trata de una fobia que impacta negativamente en la calidad de vida de los afectados, interfiriendo en su comportamiento diario y su capacidad para desenvolverse en diferentes entornos.
Algunos ejemplos de megalofobia
Cualquier objeto gigante puede provocar una fuerte reacción física y psicológica, originando episodios de pánico y terror irracionales. Algunos ejemplos de megalofobia son los siguientes:
- Miedo a árboles y montañas de gran tamaño.
- Miedo a monumentos y/o construcciones colosales: rascacielos, obeliscos, estatuas…
- Miedo a animales enormes como los elefantes, las ballenas, los hipopótamos o las orcas.
- Miedo a maquinaria gigante: grúas, excavadoras, tractores, tuneladoras…
- Miedo a grandes embarcaciones: barcos de crucero, buques de carga, megayates…
¿Cómo se manifiesta la megalofobia? Síntomas más frecuentes
Al igual que ocurre con otras fobias, los síntomas de la megalofobia se manifiestan en diversas áreas. Así, se puede experimentar altos niveles de ansiedad, lo que conlleva a diferentes manifestaciones físicas (náuseas, sudoración, temblores…).
Como te adelantamos, esta condición afecta significativamente a la calidad de vida de quienes la padecen. El miedo hacia objetos de gran tamaño conduce a evitar situaciones que los involucren, lo cual limita sus actividades cotidianas.
Aunque la sintomatología es muy variada, aquí se encuentran algunos de los indicios más relevantes. Es importante tener en cuenta que su intensidad puede diferir según la persona, y no todos experimentarán todas las manifestaciones que se muestran a continuación.
Síntomas fisiológicos
- Taquicardia y aumento de la tensión arterial.
- Temblores, dolor de cabeza y sudoración excesiva.
- Náuseas y malestar estomacal.
- Sensación de aturdimiento o mareos.
- Dificultad para respirar.
Síntomas cognitivos
- Sufrir malestar emocional (angustia, desesperanza, impotencia…).
- Desarrollar pensamientos irracionales y catastróficos asociados con la amenaza percibida que representan las cosas que les causan temor.
- Experimentar preocupación excesiva o tener pensamientos obsesivos sobre objetos gigantes.
Síntomas conductuales
- Huir para no enfrentarse a objetos de gran tamaño.
- Evitar activamente aquellas situaciones o lugares donde puedan cruzarse con algo temido.
- Modificar su rutina diaria, reduciendo sus interacciones o actividades con el fin de no exponerse a nada grande.
¿Cuáles son las causas de la megalofobia?
No se puede atribuir el desarrollo de esta fobia a una única causa. De hecho, suele vincularse a una compleja combinación de factores psicológicos, predisposiciones genéticas y malas experiencias del pasado.
- Herencia genética. La megalofobia podría haber sido heredada de un progenitor que experimenta algún tipo de fobia similar.
- Vivencias negativas. Es posible que esta fobia sea el resultado de una experiencia traumática durante la infancia con objetos de gran tamaño.
- Desprotección. La megalofobia se asocia igualmente a sentimientos de inferioridad ocasionados por situaciones de carencia en la niñez.
- Factores psicológicos y culturales. La ansiedad generalizada, el estrés y la representación negativa de los objetos grandes en la cultura pueden contribuir adicionalmente a la formación de esta fobia.
¿Cómo superar la megalofobia?
Si la megalofobia interfiere en la vida diaria de alguien, es importante buscar apoyo profesional. Así, la terapia psicológica puede ser de gran ayuda para superar el miedo irracional hacia elementos de grandes dimensiones y recuperar el equilibrio emocional y el bienestar.
Será el psicólogo quien determine el tratamiento idóneo para el paciente, ya que deberá evaluar diversos factores, como las causas subyacentes de la fobia. De esta manera, tendrá la posibilidad de ofrecer una intervención completa, adaptada a las necesidades individuales de la persona.
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