En psicología hablamos de disociación cuando una persona escapa de la realidad de forma involuntaria y sufre una desconexión o una falta de continuidad en sus vivencias. Seguro que alguna vez has experimentado momentos en los que desconectas de tu entorno y has llegado a realizar tareas rutinarias en una especie de “piloto automático” en el que ni siquiera eras consciente de estar llevándolas a cabo.
Si bien esto es algo normal y no representa ningún problema, nos ayuda a comprender cómo funciona la disociación, un trastorno complejo que aparece como mecanismo de defensa ante situaciones traumáticas y que suele necesitar de ayuda psicológica continuada para tratarlo.
¿Quieres saber en qué consiste la disociación y qué podemos hacer ante ella? Pues sigue leyendo porque en este post te contamos lo más importante.
¿Qué es la disociación? Definición y características
La disociación se puede definir como una desconexión entre la mente de una persona y la realidad que está viviendo en el presente. Cuando la padecemos nos sentimos desconectados de nosotros mismos, de nuestros pensamientos, nuestras acciones y nuestros sentimientos. Tenemos la sensación de estar en un estado semionírico, como si estuviésemos viendo aquello que nos sucede desde fuera.
Así, en el DSM 5 se define la disociación como “la alteración de las funciones integradoras de la identidad, la conciencia, la percepción del entorno y la memoria”. Y la ISSTD (International Society for the Study of Trauma an Dissociation) habla del trastorno disociativo como la falta de conexión entre elementos que deberían estar asociados.
En numerosas ocasiones la disociación aparece frente a un episodio traumático o de gran impacto emocional. Se muestra como una respuesta que marca una “distancia de seguridad” a fin de intentar reducir el golpe, el miedo o la tensión del momento.
Este mecanismo actúa de manera instintiva cuando nuestro inconsciente se da cuenta de que no hay alternativa. Cuando no podemos huir de una situación terrible, nuestro cerebro reacciona evadiéndose de la realidad para minimizar las consecuencias de aquello que nos ocurre.
De este modo, los episodios de disociación son muy habituales entre las víctimas de abusos sexuales, de maltrato infantil, de agresiones y también entre supervivientes de atentados o de catástrofes.
Síntomas de la disociación
Al experimentar un trauma que nos causa un gran impacto emocional podemos llegar a sufrir distintos síntomas disociativos. Algunos de ellos son:
- Anestesia emocional. Cuando experimentamos un impacto muy alto se produce una anestesia que trata de protegernos de nuestros recuerdos generando una especie de desapego y desconexión total o parcial, tanto de eventos negativos como positivos. En ocasiones se genera con tal intensidad que nos sentimos ajenos a nosotros mismos y pasamos a vivir aquello que nos sucede casi en tercera persona.
- Pesadillas. Uno de los síntomas frecuentes de los episodios de disociación es que olvidamos aquello que nos sucede apartándolo de nuestra mente consciente. Sin embargo, es habitual revivir pequeños flashes del evento traumático a través de pesadillas nocturnas recurrentes.
- Lagunas en los recuerdos. Este es el mecanismo de defensa más habitual cuando experimentamos cualquier tipo de evento traumático. Nuestro cerebro “oculta” en el inconsciente la mayor parte de los recuerdos del episodio, algunas veces eliminándolos por completo y llevándonos hasta una amnesia, y otras veces archivándolos hasta que estemos lo suficientemente preparados como para enfrentarlos.
- Síntomas psicosomáticos. En ocasiones la disociación puede acabar llevándonos a estados psicológicos que terminen afectando a nuestra salud física a través de una somatización. Las molestias gastrointestinales o los dolores musculares son los más comunes, pero también llegan a producirse alteraciones en el metabolismo o problemas en la piel.
¿Cómo podemos tratar la disociación?
Una de las mayores barreras que se encuentran las personas que padecen algún tipo de trastorno disociativo para acudir a terapia es precisamente el de tener que revivir de alguna forma el trauma o el momento de alto impacto que causó el problema.
Tan solo con pensar en abrir esa “caja de Pandora” muchas personas experimentan una fuerte ansiedad que llega a ser altamente incapacitante.
Sin embargo, es muy importante contar con la ayuda de un profesional especializado en la salud mental para tratar de recuperar calidad de vida y calmar la ansiedad que suele ir aparejada a los momentos de disociación.
Gabineti, ayuda especializada para tratar la disociación
Si crees que estás experimentando episodios de disociación y buscas una manera de afrontar el problema, es importante que acudas cuanto antes a un psicólogo que pueda hacer un diagnóstico y empezar una terapia adecuada a tus necesidades cuanto antes. En Gabineti contamos con un amplio grupo de terapeutas especializados que pueden ayudarte a recuperar tu bienestar. Nuestras sesiones se realizan siempre online, con una gran flexibilidad horaria y de forma totalmente confidencial e individualizada para que tú solo tengas que preocuparte por recobrar tu felicidad.