Todas las parejas pasan por problemas y crisis tarde o temprano. Hay momentos en los que la comunicación no fluye como debería, otros en los que se enfría la relación y en ocasiones se genera una tensión constante que acaba estallando en conflictos continuos. Es en esos momentos o incluso antes cuando es buena idea acudir a un terapeuta de pareja.
Pero ¿qué hace exactamente un terapeuta de pareja? ¿Cuáles son sus herramientas o cuándo sabemos que lo necesitamos? Pues, al igual que con otros tipos de psicoterapia, deberíamos empezar a desterrar falsos mitos como el del “último recurso” o la “oportunidad final” cuando nos planteamos acudir a una consulta en pareja, ya que su función no es la de salvar o rescatar las relaciones, sino la de ofrecer recursos que deben poner en práctica los interesados.
¿Quieres saber más sobre la terapia de pareja? Te lo contamos todo en este post.
¿Cuál es el papel de un terapeuta de pareja?
Un terapeuta de pareja es un profesional de la psicología que se encarga de los tratamientos y procedimientos a seguir para mejorar la relación y situación de una pareja frente a un conflicto que se interpone en su funcionamiento habitual, o que está generando dolor emocional para las dos partes o para una de ellas.
Este tipo de terapia es de gran utilidad para las parejas que necesitan poner fin a algún problema importante o a una serie de pequeñas dinámicas que pueden estar entorpeciendo la comunicación y afectando a la relación.
Aunque cada pareja sigue sus propias normas y se basa en unos códigos pactados muy concretos, es posible que detrás de los distintos conflictos se esconda algún tipo de insatisfacción o frustración de alguno de los miembros de la relación. No decirlo a tiempo, no hacer partícipe a la otra parte o esperar a que se dé cuenta por sí misma, suele agravar la situación e incluso servir de catalizador de una ruptura.
La realidad de que las relaciones sean algo tan variable y que dentro de ellas coexistan múltiples puntos de vista, hace que los inconvenientes no sean percibidos siempre de la misma forma. Mientras uno cree que la relación va muy mal o incluso se plantea ponerle fin, otro puede no ser consciente de ello y estar pensando en planes de futuro.
En otras ocasiones se normalizan dificultades graves que se interpretan como una fase habitual por la que han de pasar todas las parejas con tal de evitar una confrontación directa.
Todo ello hace que sea muy conveniente preguntarse: ¿cómo se sabe que ha llegado el momento de buscar un terapeuta de pareja?
El momento idóneo para recurrir a un terapeuta de pareja
Antes de seguir es muy recomendable aclarar algo de lo que ya dábamos alguna pista al principio: la función de un terapeuta de pareja no es salvar la relación de una ruptura a toda costa. Esa visión distorsionada proviene del mito hollywoodiense del amor romántico, pero hemos de asumir que alargar artificialmente una relación no tiene ningún sentido. En ocasiones lo más beneficioso para todos es la ruptura y a veces la terapia nos ayudará a verlo y a no sentirnos culpables por ello.
Ahora bien, hay claros indicios de cuándo deberíamos acudir a terapia de pareja.
Cuando se atraviesa una crisis puntual
Hay ocasiones en las que se tiene muy claro un hecho concreto que ha iniciado una crisis en la relación. Puede ser un despido, la muerte de un ser querido o algún evento traumático de cualquier índole. En ese caso, el terapeuta de pareja puede ayudar a que no se extienda esa experiencia dolorosa hasta adueñarse del ámbito relacional.
Cuando falla la comunicación
Quizás el problema más extendido entre las parejas que acuden a un terapeuta sea el de los problemas de comunicación. Asistir a las sesiones sirve para generar nuevas dinámicas, para conseguir una expresión directa y asertiva, para mejorar la honestidad y para comprender bien al otro y sus sentimientos.
Cuando hay problemas en la vida sexual
Una disminución en la armonía al mantener relaciones sexuales o una bajada considerable de las muestras de afecto son otro de los motivos fundamentales por los que se suele requerir la ayuda de un terapeuta de pareja.
Recuperar esa pasión inicial o romper el hielo tras largos períodos de inactividad es una tarea complicada que puede mejorar con ayuda profesional.
Cuando los hijos interfieren en la vida de pareja
La llegada de un bebé siempre es un momento lleno de felicidad, pero hay veces en las que puede crear un pequeño bache en la relación de sus padres que se ve obligada a ceder mucho espacio para atenderlo. El papel del terapeuta de pareja en estos casos es contribuir a diseñar una estrategia para intentar adaptarse a la nueva situación.
Cuando hay disparidad sobre la forma de ver el futuro
Al iniciar una relación nos gusta disfrutar el momento presente. Nos mostramos entusiasmados por cada nuevo descubrimiento y vivimos en un estado de alegría perpetuo. Sin embargo, con el paso del tiempo, llega el momento de plantearse planes de futuro y pueden empezar las discrepancias y discusiones si tenemos expectativas enfrentadas.
La terapia puede ofrecernos la manera de confrontar los distintos puntos de vista y llegar a un entendimiento común desde la honestidad sobre lo que cada uno espera del otro y de la vida en pareja.
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