Una relación tóxica se trata de aquella en la que un conjunto de pensamientos, emociones o conductas nos llevan a establecer un vínculo destructivo con la otra persona. Este tipo de relaciones nunca resultan saludables ya que, en ellas, se le está generando niveles intensos de sufrimiento o malestar a una de las dos partes o a ambas.
Así como en otras situaciones el dolor nos resulta evidente y, en consecuencia, decidimos alejarnos de ellas, cuando se trata de relaciones interpersonales, no siempre resulta fácil salir de esta dinámica. Esto es debido a que la mayoría de las veces el malestar comienza a aparecer de forma sutil y paulatina, adueñándose poco a poco de nuestra vida. Nuestros sentimientos nos llevan a no querer ver este sufrimiento, enmascarando el dolor, ya sea porque ha ido apareciendo de forma tan sutil que apenas hemos sido conscientes del cambio, bien porque nos asusta o simplemente porque la relación nos aporta otras cosas a las que no queremos renunciar.
En todo caso, lo más frecuente, va a ser que, formar parte de una relación tóxica, acabe destruyendo nuestra autoestima y dañando nuestra salud mental.
Aunque tendemos a asociarlas a la vida sentimental, las relaciones tóxicas no solo se dan en relaciones de pareja, podemos encontrarlas en cualquier ámbito de la persona, entre miembros de una misma familia, entre amistades, relaciones laborales… El factor común es que en todos estos tipos de relación existe un vínculo afectivo, lo que hace que resulte muy complicado salir de ellas.
En este tipo de relaciones encontramos ciertas pautas de comportamientos que tienden a repetirse y que nos pueden ayudar a la hora de identificar el problema.
Tipos de conductas que resultan frecuentes en una relación tóxica
– Te hace creer que no eres válido ni capaz. La persona señala y resalta constantemente tus defectos a la vez que ignora lo positivo, minando tu seguridad e impidiéndote avanzar.
– Faltas de respeto. La persona te cuestiona constantemente tanto en público como en privado. Infravalora y menosprecia tus actos y tus pensamientos. Llegando incluso a insultarte con tal de hacerte sentir inferior.
– Dependencia. Recordándote constantemente todo lo que hace por ti y que sin él o ella no serías nada. Exige compensaciones inmediatas por los favores que te hace y te impulsa a creer que dependes de su ayuda
– Chantaje emocional. Manipulando a la persona a través de la culpa.
– Necesidad de control. Ejerce control sobre diferentes ámbitos de tu vida: tus gastos, tu teléfono, como vistes, tu tiempo libre, etc. Estas actitudes controladoras, de celos o posesividad dañan los vínculos sentimentales y resultan sumamente perjudiciales para quien las recibe.
– Censura tu persona. Exhibe críticas continuas sobre las decisiones que tomas, las personas con las que te relacionas, etc. intentando hacerte creer que solo tomas decisiones equivocadas.
– Sus necesidades siempre van antes que las tuyas. En este tipo de relaciones no se tiene en cuenta la opinión de la otra persona. La persona se prioriza sin tener en cuenta los sentimientos de la otra.
– Aislamiento. Critica al resto de personas de tu entorno e intenta que pases con ellos el mínimo tiempo posible.
– Sentimiento de superioridad sobre ti. Se encarga de recordarte siempre que no estás a su altura, ni a la altura de otras personas de tu entorno por lo que nunca llegarás a conseguir lo que te propongas porque tú no vales lo suficiente.
– Te responsabiliza a ti de sus errores. Incidiendo constantemente en los fallos que cometes y echándote la culpa de cualquier problema que pueda surgir.
Maltrato psicológico
Las conductas de sumisión-dominancia y de dependencia emocional que hemos ido citando pueden estar enmascarando un abuso psicológico. El maltrato psicológico es una forma de agresión, en la que una de las personas ejerce un poder sobre otra mediante comportamientos peyorativos que atentan contra la estabilidad emocional del afectado. La víctima sufre intimidación, avasallamiento, culpa y baja autoestima, llevándola el maltratador a una situación de la que se siente prisionera e incapaz de salir.
Busca ayuda profesional
Este tipo de relaciones siempre tiene graves consecuencias para quien las sufre. Las conductas que te hemos descrito son claros ejemplos de comportamientos tóxicos que pueden provocar represión emocional que terminará conllevando problemas emocionales, causando patologías como ansiedad o estrés o lo que es todavía más preocupante, podría derivar en un maltrato encubierto. Si te sientes identificado y crees que puedes estar formando parte de una relación tóxica no dudes en pedir ayuda profesional.
Contamos con un amplio equipo de psicólogos expertos que llevan mucho tiempo acompañando y ayudando a personas como tú. Si estás involucrado en una relación tóxica de la que crees que no puedes salir, no esperes más y solicita una cita con nosotros.