Resulta paradójico que en un mundo completamente interconectado en el que podemos comunicarnos con gente que está en la otra punta del planeta, se siga padeciendo, e incluso se incremente, el miedo a la soledad.
Pero cuidado, no nos referimos simplemente a no querer estar solo o tener cierta predisposición a vivir siempre en compañía o disfrutar de forma activa de cualquier evento social multitudinario. No, el miedo a la soledad puede manifestarse como una auténtica fobia: la eremofobia o la autofobia, y si no se detectan a tiempo resulta frustrante e incluso incapacitante.
¿Quieres saber en qué consiste el miedo a la soledad, cuáles son sus síntomas más frecuentes y qué se puede hacer para contrarrestarlo? Pues sigue leyendo porque en este post te daremos unas cuantas claves al respecto.
¿En qué consiste el miedo a la soledad?
Padecer de eremofobia o miedo a la soledad es bastante más problemático de lo que puede parecer a priori. Como decíamos más arriba, no se trata solamente de tener una predilección por estar en compañía de otros, sino que hablamos de una fobia que implica reacciones físicas y emocionales adversas que pueden llegar a crear una dependencia emocional total y una carga para las personas del círculo más cercano de quien la padece.
Cuando alguien sufre esta dolencia, desarrolla un sentimiento de pavor ante el hecho de quedarse solo en cualquier instante y provoca que tenga que reconfigurar toda su vida para evitar cualquier momento de soledad.
Pasar tiempo sin la compañía de otros se convierte en un evento traumático imposible de sobrellevar y se acompaña de un temor desproporcionado que llega a desembocar en fuertes accesos de ansiedad y falta de control.
¿Cuáles son los síntomas más comunes del miedo a la soledad?
Para determinar si se está pasando por un episodio de eremofobia podemos fijarnos en una serie de síntomas:
Síntomas físicos
En el momento en que aparece la exposición a la posibilidad de quedarse en soledad o cuando esta se produce, se experimentan dolor de cabeza, sudoración excesiva, ahogo, respiración agitada, taquicardia, enrojecimiento…
Todos ellos síntomas muy similares a los de cualquier otro tipo de fobia.
Síntomas mentales
Aparecen pensamientos negativos recurrentes, una tendencia excesiva a pensar que la situación se alargará durante más tiempo del que se puede aguantar. Además, se vuelve muy difícil explicar las emociones que se sienten y pueden llegar a aparecer ataques de pánico o de ansiedad.
Síntomas conductuales
Se produce una tendencia a la evitación y a la búsqueda de cualquier solución, por excéntrica que resulte, para no tener que enfrentarse a la soledad o para tratar de convencer a los demás para que no se vayan. Esto puede llegar a desencadenar reacciones físicas adversas como temblores, movimientos extraños en las extremidades o rigidez.
¿Qué se puede hacer para combatir el miedo a la soledad?
La clave fundamental para gestionar el temor a quedarse solo es trabajar sobre su origen y aprender a gestionar emocionalmente la situación que ocasiona la fobia. Algunas pautas a seguir son:
- Trabaja los traumas del pasado. En muchas ocasiones, la eremofobia tiene su origen en algún evento traumático. Es necesario que tratemos de localizarlo para comprender por qué nos sigue afectando en nuestro día a día.
- Aprende a pasar tiempo solo. Enfocarse en estar siempre en compañía de los demás provoca que nos olvidemos de nuestras inquietudes y nuestros intereses. Tratar de recuperarlos es una buena manera de ir enfrentando el miedo poco a poco.
- Da prioridad a tus emociones. El precio que se paga con tal de no estar solo es muy alto. Toda la ansiedad y el pánico que genera no compensa y supone un desgaste emocional y físico muy intenso.
- Huye de las malas relaciones. El miedo a estar solo fomenta en ocasiones una dependencia emocional que nos puede acercar a personas tóxicas que se aprovechan de nosotros o nos dañan y somos incapaces de alejarnos o de cortar el vínculo por culpa de nuestros terrores. En este caso conviene siempre hacer caso del dicho: «mejor solo que mal acompañado».
Gabineti, psicoterapeutas online especializados para combatir el miedo a la soledad
Hay ocasiones en las que resulta muy difícil gestionar el miedo a la soledad y, para conseguirlo lo mejor es acudir a ayuda psicológica especializada. Un psicoterapeuta puede ayudarnos a localizar el origen de nuestra eremofobia y puede brindarnos las herramientas necesarias para reencauzar nuestra vida y recuperar el equilibrio.
En Gabineti tenemos a tu disposición todo un gran equipo de profesionales que pueden encargarse de tu caso. Todas las consultas se realizan online, de forma personalizada, con gran facilidad y flexibilidad horaria y, por supuesto, de forma totalmente confidencial, para que tú solo tengas que preocuparte de volver a disfrutar de la vida.