La inteligencia emocional ha adquirido un mayor protagonismo en las últimas décadas gracias a diversos psicólogos, como Daniel Goleman, que han sabido demostrar que su desarrollo puede traernos grandes beneficios en todas las facetas de nuestra vida, desde las relaciones personales, a las laborales.
Pero, ¿qué es la inteligencia emocional y cuáles son los elementos que la componen? A continuación, tienes todas las claves.
¿Qué es la inteligencia emocional?
La inteligencia emocional hace referencia al conjunto de habilidades que una persona adquiere por nacimiento o por aprendizaje a lo largo de su vida que le permiten mejorar la relación con uno mismo y con los demás.
En este sentido, existen dos formas de inteligencia emocional:
- Inteligencia interpersonal. Implica reconocer, entender e influir en las emociones de los demás.
- Inteligencia intrapersonal. Se refiere a la capacidad de reconocer, entender y manejar nuestras propias emociones.
Elementos de la inteligencia emocional
El psicólogo estadounidense Daniel Goleman no fue el primero en hablar de inteligencia emocional, pero sí fue quien popularizó el concepto, tanto en la comunidad científica como en el resto del mundo. Además, también fue el que más avances consiguió en la materia.
Según sus estudios, la inteligencia emocional se compone de los siguientes elementos:
Autoconocimiento emocional
El autocontrol emocional nos permite conocer nuestros propios sentimientos y saber cómo nos influyen. De esta manera, somos capaces de dominarlos, lo que mejora notablemente nuestra toma de decisiones en cualquier ámbito de la vida (personal, laboral, social…).
En definitiva, las personas con inteligencia emocional tienen la habilidad de reconocer sus fortalezas, debilidades, estados de ánimo y emociones. Sabiendo cómo le afecta a su comportamiento pueden valorar las situaciones y actuar de una forma más racional.
Autocontrol emocional
Gracias al autocontrol emocional podemos reflexionar y controlar nuestras propias emociones para no dejarnos llevar por determinados impulsos. Al detectar las dinámicas emocionales también tenemos la oportunidad de entender cuáles son efímeras, cuáles duraderas y qué aspectos de la emoción merece la pena aprovechar para conseguir nuestros objetivos de la forma más eficiente posible.
¿Qué ocurre si no tenemos autocontrol? Actuaríamos de manera irresponsable o impulsiva, lo que seguramente nos acarrearía complicaciones con nuestro entorno y sentimientos de arrepentimiento. Por ejemplo, en un momento de enfado en el trabajo podríamos enviar un email poco afortunado o incluso nos atreveríamos a dejar el empleo sin pensar en sus consecuencias y en si es lo que realmente queremos.
Automotivación
¿Sabías que las personas con inteligencia emocional se motivan a sí mismos constantemente? Esto les ayuda a alcanzar sus metas, dejando atrás obstáculos fundamentados en miedos o costumbres injustificadas y poco racionales.
Para ello, es importante enfocar las emociones y sentimientos hacia los objetivos que nos interesa lograr en vez de prestar atención a los imprevistos o a los posibles obstáculos que nos podamos encontrar en el camino. Del mismo modo, también es necesario contar con cierto grado de optimismo, proactividad y eficiencia y no dejarse eclipsar por metas a corto plazo que nos alejen de lo que queremos conseguir.
Empatía
La empatía es la capacidad de comprender las emociones ajenas, que pueden expresarse tanto de manera verbal como no verbal (gestos, expresiones faciales, reacciones fisiológicas, tics…).
Al detectarlas, podemos entenderlas e identificarlas, lo que nos ayuda a crear vínculos más estrechos y duraderos con las personas con las que nos relacionamos, ya sean compañeros de trabajo, familiares, amigos o la pareja.
En definitiva, la empatía nos permite relacionarnos mejor con los demás y, por supuesto, tener la habilidad de ponernos en su lugar, siendo más sencillo saber cómo se sienten ante determinadas situaciones.
Habilidades sociales
Las habilidades sociales nos ayudan a interactuar de manera satisfactoria con los demás de forma asertiva. Esto es imprescindible tanto en nuestras relaciones personales como laborales. Así, debemos ser capaces de comunicarnos de manera satisfactoria con aquellas personas que nos resulten agradables, pero también con las que no lo sean tanto.
Manejar con éxito las habilidades sociales es clave para un buen desempeño profesional y para lograr la felicidad personal. De hecho, son muchos los estudios que señalan que es uno de los aspectos más importantes de la inteligencia emocional.
¿Se puede trabajar la inteligencia emocional?
¡Absolutamente! La inteligencia emocional se puede desarrollar a lo largo de la vida, lo que te ayudará a adaptarte, crecer y mejorar a nivel personal. Al final, entender, manejar y controlar las emociones es imprescindible para relacionarse con uno mismo y con los demás de forma sana y constructiva.
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