El ritmo al que vivimos en nuestra sociedad actual nos mantiene constantemente ocupados. Sentimos que nos movemos por una lista de tareas interminable en la que no somos capaces de llegar a todo y en la que nunca dejamos de anotar nuevos quehaceres a pesar de no haber tachado los anteriores. En esta situación, nuestra atención se resiente, perdemos capacidad de concentración y aumentamos los niveles de ansiedad. Es ahí donde entra el mindfulness.
¿Has oído hablar de él? ¿Quieres saber algo más? Sigue leyendo, porque hoy te contamos qué es exactamente el mindfulness, derribamos algunos mitos comunes y te explicamos sus beneficios.
Mindfulness, el arte de la atención plena
Cuando hablamos de mindfulness (traducido al español como atención o conciencia plena) nos referimos a un estado en el que ponemos toda nuestra atención de manera consciente e intencionada al momento presente y sin emitir juicios.
Aunque tiene orígenes que se remontan a la práctica del Budismo Zen, el mindfulness combina técnicas ancestrales con conceptos y tratamientos psicológicos contemporáneos.
Al aplicar la atención plena conseguimos relacionarnos con aquello que ocurre en nuestras vidas de una forma directa, aquí y ahora, sin llevar nuestros pensamientos hacia situaciones pasadas o proyectándonos hacia el futuro. Eso nos permite centrarnos en nuestras emociones en cada momento, obteniendo un mayor bienestar.
A través de una práctica habitual de mindfulness cultivamos la capacidad de darnos cuenta de todo lo que nos ocurre en el mismo momento en el que sucede. Así, entrenamos la mente para mantenerla en un estado de calma y aumentamos nuestra capacidad de concentración, que da un vuelco a nuestra relación con el entorno que nos rodea a varios niveles.
¿Cuáles son los principales beneficios del mindfulness?
Cuando practicamos de forma habitual el mindfulness obtenemos una serie de beneficios importantes:
- Desarrollamos un mayor nivel de entusiasmo y aumentamos nuestra energía. Al ser más conscientes de lo que nos sucede en cada momento lo vivimos con mayor intensidad.
- Aumentamos nuestra capacidad de relajarnos. Al dejar de lado los pensamientos sobre el pasado o dejar de prestar atención a los problemas del futuro somos capaces de llegar antes a un estado de relajación.
- Nos volvemos más equilibrados ante situaciones de estrés. Poner el foco en lo que sucede nos ayuda a minimizar el estrés que nos genera cualquier situación.
- Afrontamos mejor el dolor. El mindfulness nos ayuda en situaciones en las que padecemos dolor crónico o irreversible.
- Incrementamos nuestra capacidad de lidiar con situaciones de ansiedad.
- Regulamos mucho mejor nuestras emociones, incrementamos nuestro autocuidado emocional y obtenemos un mayor equilibrio.
¿Cómo podemos practicar mindfulness?
La práctica del mindfulness gira en torno a la puesta en marcha de ejercicios de focalización de la atención. Existen algunos muy sencillos e informales, pero los más comunes y efectivos se realizan a través de la meditación.
La meditación es un ejercicio de contemplación que requiere de observación y de detener o rebajar el flujo de pensamiento. Cuando entramos en un estado meditativo, prestando atención a nuestros propios procesos, como la respiración, por ejemplo, somos capaces de posicionarnos como simples observadores y desarrollamos nuestra presencia en el ahora y nuestra atención consciente.
La mayoría de la gente que está iniciada en el mindfulness recomienda empezar con sesiones guiadas en las que simplemente nos ayuden a centrarnos en nuestra respiración y nuestra posición corporal.
De este modo y, gracias a una práctica continuada, iremos controlando mucho mejor nuestra atención. Además, también incrementaremos la capacidad de relajarnos y minimizaremos los hábitos compulsivos.
Después de habituarnos a las sesiones guiadas, el próximo paso consiste en seguir meditando sin este soporte e intentando alargar las sesiones cada vez un poco más, Esto nos invita a detenernos, a aplicar algo de pausa en nuestro día a día frenético y a parar el piloto automático.
A medida que vamos progresando, empezamos a actuar con una mayor conciencia de lo que queremos, tomamos decisiones conscientes y no dejamos que los pensamientos secuestren nuestra atención.
Algunos mitos sobre el mindfulness
Son muchos los mitos que existen sobre el mindfulness. Entre ellos, conviene aclarar los siguientes:
- El mindfulness es una técnica, pero no es una terapia psicológica ni mucho menos debería sustituir nunca un tratamiento.
- El mindfulness no es una técnica de relajación. Es cierto que su práctica puede ayudar a relajarnos, pero ese no es su objetivo principal, sino llegar a prestar una mayor atención al momento presente.
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