La relación de Michael Phelps con la terapia viene desde pequeño, cuando fue diagnosticado con Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). Él supo convertir su pasión, nadar, en su mejor terapia.
Pero el futuro, que le deparaba éxitos jamás soñados en el deporte, también escondía episodios de profunda depresión después de cada uno de los Juegos Olímpicos. Era corto el camino que lo llevaba de los cielos de la gloria deportiva a los infiernos más profundos. “En mis peores momentos pasaba hasta cinco días metido en mi habitación, sin comer, sin dormir, sin querer estar vivo”, ha confesado en aluna ocasión.
Estos episodios depresivos, que ha reconocido sufrir desde el año 2004, estaban enmascarados con una vida deportiva idílica. Pero las medallas no evitaron que en el año 2012, después de los Juegos Olímpicos, tocase fondo. “No quería vivir más”, reconoce.
“Hablar por primera vez es difícil pero te libera. Cuando no estás bien, hablar es como quitarte un peso de 50 kilos de la espalda». La terapia le ayudó a salir adelante, y hoy se dedica a viajar por todo el mundo concienciando sobre la condición mental de los deportistas de élite. “Me asustaba el cambio que quería dar, pero necesitaba saber qué me estaba pasando. Me he preguntado muchas veces por qué no pedí ayuda profesional diez años antes”.
Phelps reconoce que aún sufre días complicados desde el punto de vista de la salud mental. «Tres, cuatro o cinco veces por semana, hay momentos en los que me tambaleo. Es una locura. Pero logré adquirir herramientas que me ayudaron a establecer procesos, ya sea hablando con alguien, dando un paseo en bicicleta o yendo al gimnasio… Después de cada sesión, mi mente está más clara, soy más yo. Ahora todo es parte de mi rutina diaria. Lo ha sido durante veinte años y no va a parar así«.
Esas herramientas, de las que nos habla el ex nadador, son con las que trabaja en Gabineti nuestro equipo de psicólogos, que en las sesiones de psicología online nos ofrecen los recursos personalizados para cada y que nos ayudan a afrontar, controlar o superar diversas patologías psicológicas o situaciones que causan malestar emocional.
Como indica el Michael Phelps, los psicólogos no solo te ayudan con una patología sino también a lograr un mayor conocimiento de ti mismo, para que aumente la autonomía e independencia. De esta manera, se puede gestionar de forma óptima las dificultades que surjan en el día a día y mejorar el bienestar. Pero para se ayudado, el primer paso necesario es exteriorizar la necesidad, y abrirse a la ayuda. Para Phelps, como decía en una entrevista de El confidencial, “las sensaciones al hablar abiertamente del tema son mejores que ganar una medalla de oro olímpica”. Hablemos.