La sociedad actual nos empuja a tener un elevado índice de autoexigencia. Queremos ser los mejores en nuestro trabajo, desarrollar todas nuestras inquietudes, disfrutar al máximo cada minuto o esforzarnos cada día por pulir cada uno de nuestros defectos. Se nos dice que hemos de luchar por crecer, por comprendernos mejor y empatizar con los demás y que todo lo conseguiremos gracias al esfuerzo. Pero eso no siempre es así. Irremediablemente habrá momentos en los que fallemos y es ahí cuando nos convendrá saber cómo aceptar el fracaso.
Las derrotas personales, sociales o laborales forman parte del día a día y, muchas veces, pueden llegar a transmitirnos una enseñanza si somos capaces de gestionarlas. Y además resulta fundamental hacerlo, ya que de lo contrario podemos llegar a caer en el miedo a alcanzar nuestras metas o incluso entrar en estado de depresión.
Hoy te ofrecemos pequeñas estrategias que podrías utilizar para aceptar el fracaso y conseguir que, pasado un tiempo, le saques partido.
Aceptar el fracaso, ¿es solo una cuestión de tiempo?
Dice el dicho popular que «el tiempo todo lo cura» y tiene su parte de verdad. Es evidente que los problemas e insatisfacciones que sufrimos en el presente se aminoran con el transcurrir de los años e incluso llegamos a minimizar mucho el impacto que nos causan con la perspectiva que nos otorga el tiempo, pero ¿lo único que podemos hacer para aceptar el fracaso es dejar pasar el tiempo? No, en absoluto.
Acepta la frustración
Cuando una tarea no nos sale como queremos, cuando somos incapaces de progresar en un aprendizaje, cuando no conseguimos hacernos entender en una conversación importante o cuando no recibimos la respuesta que esperábamos en cualquier situación, va a aparecer la frustración. No hemos conseguido nuestro objetivo y sentiremos que hemos fallado.
Algo muy importante en ese momento es recurrir a la aceptación. Sentiremos rabia, es posible que necesitemos desahogarnos y expresarla. Es bueno hacerlo. Reprimir nuestras emociones hará del proceso algo mucho más doloroso y extendido en el tiempo. Fingir además que no nos afecta u obligarnos a estar bien para que todo pase cuanto antes no evitará el problema, solo lo camuflará y es probable que acabe enquistándose.
Fallar es algo natural, es imposible ser perfectos o que se cumplan todas nuestras expectativas. Para aceptar el fracaso es necesario que no nos impidamos sentirlo. Cada vez que lo suframos pasaremos un mal trago. Algunos más largos que otros, pero si pretendemos ser invulnerables o no nos permitimos vivir nuestras emociones, no podremos extraer ninguna lección de la derrota.
Fracasar una vez no significa que fracasarás siempre
Cuando una meta se nos resiste una y otra vez tendemos a pensar que nunca seremos capaces de conseguirla. Eso puede generar una situación en la que se vaya dañando cada vez más nuestro autoconcepto.
En estas situaciones, una buena forma de empezar a aceptar el fracaso y sacarle partido es reevaluar nuestros objetivos. Quizás nos hemos lanzado de golpe a algo demasiado ambicioso, puede que todavía no estemos lo suficientemente preparados o que quisiésemos llegar demasiado deprisa. A veces basta con rebajar nuestras expectativas haciéndolas mucho más accesibles y realistas.
Reconoce todo el trabajo que has realizado
Una de las reacciones habituales que acompañan al fracaso es la de no saber valorar para nada todo el esfuerzo que hemos realizado para conseguir aquello que nos ha salido mal.
Ese es uno de los grandes errores. Si bien es cierto que no hemos alcanzado aquello que perseguíamos, también lo es que en múltiples ocasiones hemos invertido gran cantidad de esfuerzo y mucho tiempo de dedicación.
Aceptar el fracaso también implica ser honestos con nuestro trabajo, nuestro empeño y nuestra trayectoria antes de llegar a ese momento. Olvidarlo solo sirve para aumentar la sensación de frustración y derrota.
Analiza los porqués
Está muy extendida la idea de que ante los fracasos la única salida es «levantarnos y continuar». Es un mensaje positivo que apela a la resiliencia y a la persistencia como una forma de alcanzar la felicidad. Pero cuidado, seguir y seguir hacia adelante sin pausa no nos deja tiempo para la reflexión.
Si de verdad estamos dispuestos a aceptar el fracaso y sacar una lección de él, debemos permitirnos un tiempo. Primero para aceptarlo y después para ser capaces de entender por qué hemos fallado, qué podríamos mejorar en nuestros actos la próxima vez y qué nos haría sentirnos más orgullosos de nosotros mismos en la siguiente ocasión.
Gabineti, psicoterapia para gestionar el fracaso
Por supuesto, si somos incapaces de gestionar el fracaso o nos está conduciendo a una espiral en la que minamos nuestra autoestima, lo mejor es ponerse en manos de profesionales para que nos brinden las herramientas necesarias.
En Gabineti contamos con un gran equipo de profesionales de la salud mental que pueden ayudarte. Todas las citas son online, con gran flexibilidad de horarios y totalmente confidenciales para que tú solo te tengas que preocuparte de buscar la felicidad.