Una de las mayores dificultades con las que nos encontramos cuando se trata de priorizar nuestra salud es la de generar una buena rutina de autocuidado. Por raro que parezca, a veces somos capaces de poner por delante las necesidades de los demás antes que las nuestras. De esa forma, descuidamos la atención sobre nuestro bienestar y, en el medio y largo plazo, nos pasará factura.
Sin embargo, tener en cuenta nuestros intereses y anhelos resulta indispensable si queremos vivir de forma equilibrada. ¿Quieres aprender a generar hábitos de autocuidado? Pues sigue leyendo porque hoy te contamos cómo puedes hacerlo en este post.
Autocuidado, ¿en qué consiste y por qué es tan importante?
Hablamos de autocuidado cuando nos referimos a todo aquello que hacemos de forma cotidiana para cuidar nuestra salud física y emocional. Son esas pequeñas actividades que aprendemos a lo largo de toda nuestra vida y que realizamos para estar sanos, para fortalecernos, para rehabilitarnos después de pasar una enfermedad o una lesión, o como prevención ante futuras dolencias.
Es, por tanto, una pieza clave que nos ayuda a mantener o elevar nuestra calidad de vida y nuestro bienestar, de ahí que la propia Organización Mundial de la Salud la considere de gran relevancia en todos los aspectos de la vida.
En definitiva, el autocuidado es importante para cuidar nuestra salud, para fortalecer cuerpo y mente y nos permite construir hábitos saludables para enfrentar el día a día de la mejor manera posible.
¿Qué tipos de autocuidado podemos practicar?
El autocuidado puede cubrir varios aspectos de nuestras vidas y podemos poner el foco en ellos según las necesidades de cada momento o cuando sentimos que estamos desatendiendo alguna parte en concreto:
- Emocional. El autocuidado emocional implica ser capaces de detectar nuestras emociones más perjudiciales para intentar controlarlas o, al menos, gestionarlas de modo que no nos perjudiquen. Esto nos ayudará a expresarnos mejor y a aumentar la calidad de nuestras relaciones sociales e íntimas.
- Físico. Nuestro cuerpo necesita atención si queremos incrementar nuestro bienestar. Para ello podemos realizar ejercicio de manera habitual, adoptar una alimentación sana y equilibrada o abandonar hábitos perjudiciales como fumar o consumir alcohol.
- Intelectual. Nuestra mente se nutre de lecturas estimulantes y actividades creativas que nos permiten mantenernos despiertos y desarrollar un pensamiento crítico. El autocuidado intelectual pasa por fomentar la curiosidad y trabajarla.
- Social. Es esencial que nos involucremos de manera activa en nuestros círculos sociales para asegurar nuestro bienestar. Construir relaciones estables y saludables también nos ayuda a sentirnos mejor y aumentar nuestra calidad de vida.
Hábitos de autocuidado
A nivel general, unos buenos hábitos de autocuidado nos ayudarán a mantenernos saludables y con un buen estado de ánimo. Algunos de los más comunes que podemos practicar son:
- Crear una buena rutina de higiene personal. Cuando dedicamos tiempo a cuidar nuestro aspecto de manera consciente, estamos dedicando atención a nivel personal. Ducharnos con jabón de manera diaria, cepillarnos los dientes varias veces, utilizar ropa limpia, lavar nuestras manos y uñas…
- Comer de manera saludable. Esta es una de las actividades principales para el autocuidado y nos ayudará en gran manera a conseguir una salud física y emocional adecuada. Para ello es importante incluir en nuestra dieta más verduras, legumbres y frutos secos, ya que nos garantizarán unas buenas cantidades de energía y nutrientes esenciales.
- Practicar ejercicio de manera regular. Es, sin duda, otra de las piezas fundamentales del autocuidado. Mantenernos activos estimula diferentes hormonas imprescindibles para sentirnos más felices, relajados y para bajar los niveles de estrés. Además, controlaremos nuestro peso, reduciremos enfermedades, aumentaremos nuestra autoestima, mejoraremos nuestra función cerebral y contribuiremos a una mayor capacidad pulmonar.
- Descansar de manera apropiada. El sueño también es un apartado imprescindible dentro del autocuidado. Contar con una buena rutina de descanso nos garantiza estabilidad, nos permite procesar mejor la información y rendir más en nuestro día a día.
- Realizar actividades de ocio que estimulen nuestra curiosidad. Leer sobre aquellos temas que nos apasionan, mantenernos informados y al tanto de avances científicos o escuchar podcast sobre las materias que más nos gusten contribuye al autocuidado intelectual.
- Hacer actividades grupales o sociales. Mantener un contacto habitual con familiares y amigos también es beneficioso para el autocuidado porque nos permite mantener un mayor equilibrio y fomenta nuestra confianza, generando un mejor equilibrio y un buen ritmo de vida.
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