Aprender a gestionar la frustración es clave. La vida no siempre se puede controlar y habrá muchos momentos en los que tengamos que aceptar una realidad que no nos gusta, haciendo frente a sentimientos como la decepción, la ansiedad o la tristeza.
¿Quieres saber cómo trabajar la tolerancia a la frustración? Atento, desde Gabineti, aplicación de terapia online, te damos 5 consejos para que lo consigas.
¿Qué es la frustración?
La frustración es el sentimiento que se produce en una persona cuando no puede satisfacer un deseo. Cuando se producen este tipo de situaciones, podemos reaccionar con ira, malestar, ansiedad o disforia.
No conseguir un puesto de trabajo, cancelar unas vacaciones o determinados conflictos familiares. Son muchas y muy variadas las razones que podrían desencadenarla. Desde luego, no es fácil aceptar que algo no se materializa tal y como queremos, especialmente cuando es importante para nosotros y nos hemos esforzado al máximo.
Sin embargo, es necesario aceptar que las cosas no siempre salen como nos gustaría. La frustración puede llegar a convertirse en una emoción muy destructiva y por ello hemos de aprender a manejar diferentes herramientas que nos ayuden a gestionarla.
5 consejos para aprender a gestionar la frustración en adultos
Identificar la frustración
Para poder gestionar la frustración, es necesario identificar los pensamientos y emociones negativos que sentimos. Ser conscientes de ello nos permitirá entenderla y conocer qué exigencias o creencias están influyendo sobre los sentimientos de frustración que sentimos. Sin duda, un paso clave para empezar a trabajar en aceptarla y superarla.
Puede ser que seamos demasiado perfeccionistas, que tengamos unas expectativas muy altas en nuestro trabajo o en las relaciones personales o que sintamos un miedo elevado a no tener el control. Sea como fuere, es importante saber qué situaciones desencadenan la frustración y qué sentimientos nos provoca para poder pasar a la siguiente fase: la aceptación.
Aceptar que no se puede tener todo bajo control
Las cosas no siempre salen como uno quiere por mucho que nos esforcemos a la hora de alcanzar metas, objetivos o deseos. Por ello, un excelente consejo para gestionar la frustración es, precisamente, aceptar que no se puede tener todo bajo control.
Por supuesto, es normal sentirse triste, decepcionado o enfadado si no se materializan nuestros anhelos. Sin embargo, cuando en nuestro día a día ese sentimiento negativo tiene un peso importante, es hora de revisarlo. Aceptar y aprender a tolerar la frustración nos hará más felices.
Marcarse objetivos realistas
Imagina por un momento que eres una persona sedentaria y que hace años que no practicas ningún deporte o actividad física. Para buscar una vida más saludable y activa te planteas hacer deporte y, entre tus objetivos, se encuentra salir a correr todos los días y hacer desde un primer momento 10 kilómetros. ¿Crees que lo conseguirás? Lo más seguro es que no, ya que necesitarás empezar poco a poco y adaptar tu cuerpo a una nueva rutina. De hecho, es probable que, si lo intentas, acabes con alguna lesión o con tantas agujetas que no quieras volver a saber nada del tema.
Tal vez este es un ejemplo algo exagerado, pero sirve para mostrar que es importante marcarse objetivos realistas. A veces, la frustración es provocada por deseos o situaciones imposibles, bien porque las circunstancias son adversas o bien porque las metas son inviables y simplemente se necesita más tiempo para conseguirlas. No siempre se puede tener todo al momento.
Buscar alternativas y soluciones
¿Otro de los consejos para gestionar la frustración? Relativizar. Una buena opción es ahondar en la situación y preguntarse si realmente es tan grave como parece. Además, también es aconsejable buscar soluciones que nos permitan orientarnos a la acción.
A veces, cuando no logramos algo nos castigamos demasiado, generando un mayor sentimiento de malestar. En vez de seguir esta dinámica, podemos dedicar un tiempo a pensar por qué no hemos conseguido aquello que tanto deseábamos y encontrar las mejores alternativas para intentarlo de nuevo.
Ser menos exigentes con uno mismo
En ocasiones, el sentimiento de frustración viene por una elevada autoexigencia. En estos casos, cuanto más tiempo pasemos sin lograr lo que queremos, peor nos sentimos. Esto, a su vez, puede derivar en una falta de motivación, ya que nos parece que nuestra recompensa nunca llega.
Una de las formas que existen para atajarlo es intentar dividir el objetivo en metas más pequeñas. De esta manera, no solo veremos que el proyecto avanza, también se incrementará la autoestima y la motivación.
¿Se puede superar la frustración?
Rotundamente sí, aunque para aumentar la tolerancia a la frustración primero es necesario identificarla. Sabiendo por qué ocurre (autoexigencias, miedo a perder el control, perfeccionismo…) se podrá entender, manejar y superar.
Los consejos para gestionar la frustración de este post son una excelente forma para dar el primer paso y afrontarla. Además, desde Gabineti contamos con multitud de psicólogos online que te pueden ayudar en la gestión de la frustración.